viernes, 24 de octubre de 2008

¿Por qué hay que ser fuertes? Inventarnos una fuerza que destruya un supuesto sentimiento. ¿Por qué debemos de hacer oídos sordos cuando algo inexplicable y desconocido nos jala de los nervios, nos avienta lejos y nos pierde en los laberintos de la ansiedad? Sintiéndonos solos, sin el compañero de viaje. Sin saber si debemos de seguir buscando o continuar descendiendo al fondo del pozo de la media luna y soportar nuestros miedos humanos, nuestro dolor insuperable.
Amores correspondidos, amores encadenados, en trenecito, mirando al que no te mira. No escuchando al que te habla. Amores fatales, sadomasoquistas, fraternales, sexuales, musicales, enciclopédicos, imaginarios, de otras vidas, de buena vibra. De un mes, de tres años, de una noche.
Hoy he decido no olvidarte, no temerte. Descender al pozo, tomar un bate y aventar los recuerdos perdidos y encontrados en la oscuridad de las paredes circulares. Inhalar la humedad y adormecer el deseo. Beber del último viaje el itinerario trazado por los vientos invernales. Disfrutar el segundo de luz que atraviesa de punta a punta la circunferencia de la boca del pozo. Disfrutar la inmensa oscuridad del fondo por varias reencarnaciones.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Muevo los dedos sin parar, no de las manos, de los pies. Alguien me ha dicho: “es de otra vida, fuiste…'aplasta-uvas', hubi”. Sí, le digo a Tatto. Y no únicamente eso, le digo otras cosas. Creo que me comprende. A veces es impaciente. Otras indiferente.
Ahora, sentada frente a la lap quiero escribir. Si no, me como las uñas. El silencio es indispensable. Eso lo sé. Tú también.
Todo es en cuanto me gusta. Una cajetilla de delicados sin filtro, una llamada gratificante; otra no. Este ruido, ¡oh Dios! Me encanta la máquina –Fue ésta quien inspiró a Arlt-; su sonido combinado con la humedad del viento y la sed de un cigarro.
El pavimento parece ficticio, y el azul metálico del cielo real.
Hace unos días me regalaron una perrita de la calle. Días en busca de un compañero canino acabaron en un encuentro ocasional. Desde hace unos meses que quiero destruir, o al menos, esconder algo. Certeramente es un sentimiento. Pero viendo los ojos de esta criatura encuentro algo que nos une. Compañía.
Ella puede estar acostada en la puerta de mi cuarto. Sabe que no puede entrar. Pero la necesidad de estar cerca de mí la obliga a pasar este aislamiento de apenas un metro. Observa mis movimientos. Cualquiera puede ser una respuesta a su soledad.
Antes creía que sabía bailar sola. Ahora no estoy muy segura de eso.
Mis pies retumban con el silencio tuyo. Una oración basta para descifrar el momento en el que nuestros cuerpos coinciden. Una y otra vez. Planeando en una danza de palabras el segundo hecho milésimas para encender la vela de la verdad.
No puedo sentir el ritmo de una narración larga. Y por lo tanto mi texto es encarnizadamente segmentado por ideas opuestas, fugaces e inconclusas.
Regreso al fin…

jueves, 1 de mayo de 2008

My body is a cage...
my mind holds the key..

Siento mis labios atados. Parece no ser suficiente el amarte. Pero dime, ¿qué es lo que necesitas? Me he desvelado noche tras noche para sentir tu piel. Para encontrar la conexión perpetua hacia el espíritu que espera lentamente las emociones necesarias para cargar con esta dulce angustia.
Tal vez mis lunas no son suficientes. Tal vez debemos esperar hasta la otra vida cuando los dos seamos gatos. Ocurre que no me gustan los gatos, difícilmente reencarne en uno. Seré una luciérnaga. Como aquella que escuchó nuestro adiós en la última vía láctea.
Sin embargo me empujas hacia lo desconocido. Me empujas a ser la mujer que camina desnuda con una cadena amarrada fuertemente a la cintura. Con la fuerza para dividir el cuerpo, para distanciar mi sexo del corazón.
He adoptado ciertas noches la filosofía de Zenón: la imposibilidad de todo cambio. A pesar de que muchos me han dejado sola sigue mi alma tratando de avanzar a través de ese número infinito de partes en que se divide el trayecto. Caminando hacia ningún fin.

jueves, 17 de abril de 2008

I am done with you
I’m sailing my own
my own sweet way
around the world
¿En qué momento nos dejan de importar las demás personas? ¿Acaso el egoísmo es como una bella prostituta que nos invita a pasar noches eternas en su regazo y provoca el olvido de la esposa fiel que aguarda por nosotros? Seduce al pobre, al rico, al intelectual, al ignorante. Y todos sucumbimos en ella; nos envuelve en su cabellera de olores cítricos, y somos el yo inquebrantable ante la cruel realidad. Con ella podemos ser invencibles, alcanzar lo que sea, ser un yo sin nosotros.
Ese día compartimos cervezas, tabaco, comida chatarra. También sueños, música, sonrisas quiméricas y el miedo. Junto a mí estaba él, ella, el otro, la otra, ellos y nosotros. Daft Punk a pesar de que hacía bailarte, bailábamos todos, contagiándonos de esas minúsculas notas emitidas por la blancura del ipod. La nicotina fingida también vagaba de garganta en garganta. El alcohol imitaba la borrachera hermandad.
Si el viaje era para mí una escapatoria hacia mi egoísmo, un éxodo en el cual pudiera purificar mis condenas, resanar mi estima y recuperar mi enrarecimiento, esta expedición tomó el aspecto de una salida a estruendosos destinos. La catarsis transitiva de mi presente. Una incisión en el intento de anacoreta y la realidad ascética.
Pensé de nuevo en cagarla. En el fallo de estar allá y no conmigo. El desacierto de no saber lo que está mal, en mí, en el aire o en ti. Así entonces una manera de catarsis fue el asalto para convertirse en la travesía pepenadora. La idea sin coherencia de qué hacer. Lo caótico se convirtió en paz interna.
En el ahora sólo me quedaba el encanto de la ciudad, de casi 500 años de historia, de la arquitectura de nuestra identidad, de nuestros orígenes híbridos. La amistad perdida me encontró a mi misma sentada en la banca de un parque tratando de agarrarme a algo. Tal vez en las líneas barrocas, en las formas vuelcas, mi pensamiento cóncavo encontraba cobijo.
En el defectuoso mis oídos se acoplaron al ruido armónico de Mars Volta, al perfil sempiterno de Corgan. En el concierto, lo verdaderamente caótico fue deshistorizarme para llenarme de nuevo.
Me tuve que abismar al encontrarte…”acuérdate que el mundo es un pañuelo”; mencionar esto todo el tiempo, claro, sin dejar a un lado la actuación de tener algo ínfimo en la mano derecha, sonarse los mocos y arrojarlo al suelo; y por supuesto, no podía faltar el pisotón con el zapato izquierdo.
Con la impotencia de seguir tuvimos que llegar al final para conseguir la causa inicial de mi viaje… Lo que finalmente debía de hacer… adoptar el refrán del Talmud. “Y si no ahora cuándo.”
La noche dormía en este refrán, lanzándome ecos de mi existencia en mi regreso.

jueves, 3 de abril de 2008

DEL POR QUÉ BAILO SOLA

Mi padre me ha regalado unas superbocinas. Un ex me ha heredado buena música. Otro dejó libros atracados en mi pared. El teclado de mi lap desliza mis dedos hacia la pantalla creando una danza con las palabras. Me siento desnuda, libre, loca. Egon Schiele en la pared me dibuja con su mirada. Intento imitar a la Salomé de Von Stuck. La verdad es que en gran parte del movimiento de mi cuerpo se debe a Bjork.

sábado, 8 de marzo de 2008

¿Alguna vez han escuchado el dolor?
Es como la música que se pega al tímpano
Aquella sin voz que te deja sentir sólo el sonido artificial de un órgano
El latido constante que te lleva a la decepción, que te revuelve el estómago y las tripas encienden las turbinas del alma.

sábado, 16 de febrero de 2008

Estoy en el rincón de una cantina,
Oyendo una canción que yo pedí,
Me están sirviendo ahorita mi tequila
Ya va mi pensamiento junto a ti.

I
Escribo nomás para recordar. Enredar la historia para encontrar los senderos de mi cauce…
II
A veces me dan ganas de arrancarme con los dientes el arete del labio. Negarme y desconocer. Ocultarme de una mirada constante. Entrar a un estado nulo. Trastornar tu existencia. Pero mis oídos no dejan de alimentarse de la música del mundo. El Estar allí me hipnotiza y luego soy.
Me siento como una foca cuyo costado ha sido arrancado por un depredador polar. En medio del hielo que entume la herida profunda, se exhibe mi carne tal cual incisión volcánica indicando las eras de la tierra. Expuesta mi sangre y entrañas me siento vulnerable ante todo. Con la mirada perdida, navegando lentamente encima de un iceberg, no lloro, no me quejo, solo estoy allí, aceptando la derrota de la vida.
III
Nunca me ha abandonado el espectador. Siempre atrás, adelante, a un costado, observando, añorando estar. Viendo una película, escribiendo, escuchando una canción, leyendo mis pensamientos, lamiendo mis sentimientos.
La primera vez que lo vi estaba en la ventana del baño. Sólo se le veía el rostro amarillento dejando entrever los árboles del pantano. No tenía ojos ni nariz ni boca. Pero ya en la segunda ocasión le pude ver las líneas de las pestañas. Lo cachaba cuando hablaba sola, cuando me masturbaba en las noches acariciando mi cuerpo con las sábanas en la hamaca.
Por él dejé de chuparme el dedo, aunque eso me excitaba demasiado. Observarlo observarme ocasionaba que en mi cabeza se produjeran muchos sueños extraños, historias futuristas de mi vida. Me imaginaba siendo una vocalista de un grupo de rock con una vida sexual muy desinhibida; una escritora loca con muchos amantes intelectuales… ser siempre el centro, el secreto, la oscuridad que añora el sueño. Todo lo que él quería que yo fuera.
Siempre pensé en él antes que en mí, antes que todos. Esto le ha dado mucho poder. Tanto así que ahora el espectador es y está en la persona que está conmigo, acompañándome por un pequeño lapso emocional y transitorio. De esta manera, si fulano es mi novio, este fulano es en ese momento el espectador. Cambia el fulano, sigue el espectador.
Mi fracaso se bebe a esto que escribo. Nunca he podido hacer ni deshacer nada. Desconozco mi vida y ella me detesta… sólo he podido ser algo importante para él, porque soy la única protagonista de su historia y yo carezco de esta…y los que observan siempre llevan las de ganar. Pueden estar allí, estáticos, en un ángulo oscuro de una habitación; limpiándose los anteojos, rascándose la nariz con un dedo, gozando, sufriendo, sintiendo todas las sensaciones producidas o no por el actante observado.
Por lo tanto, mi vida ha transcurrido sin pesares, sin alegrías, sin esperanzas. Mi alma se encuentra enroscada en el fondo de un cuarto arltiano…
IV
Ha pasado la lluvia y el cuarto me hace sudar. También sudo cuando voy manejando en el periférico de la ciudad y veo cada cientos de metros a un grupo de personas que no pueden cruzar al otro lado de la calle. Muchos perros yacen podridos por los senderos laterales. Decapitados, aplastados, despedazados, hechos polvo y gusanos.
V
El rojo tiñe al marfil. La aguja inyecta las 4 madrugadas. Y pienso en ti... En tu sombra eclipsando mi cuerpo. Y te sigo esperando. Más sola que Venus en una noche de oscurecimiento.